• Impacto positivo: ACCIONA, junto con Foster + Partners y Ortiz.León, ha reciclado, a través de una cuidadosa rehabilitación integral, una antigua nave ubicada en el barrio de Arganzuela (Madrid)

José Luis Martínez-Almeida, alcalde de Madrid, y José Manuel Entrecanales, presidente ejecutivo de ACCIONA, han inaugurado hoy un innovador complejo de oficinas desarrollado por la división Inmobiliaria de ACCIONA en la calle Ombú –en el distrito madrileño de Arganzuela– en la que fue nave de motores de la antigua Sociedad de Gasificación Industrial, abandonada durante muchos años.

De la mano de los estudios de arquitectura Foster + Partners y Ortiz.León, ACCIONA ha llevado a cabo una cuidadosa rehabilitación integral de esta edificación hasta convertirlo en un singular complejo de oficinas con los estándares de sostenibilidad y eficiencia energética más elevados.

La construcción, integrada en 10.000 metros cuadrados de paisaje urbano de nueva creación, consta de una nave principal, un edificio anexo y otra edificación con amplios locales para uso terciario. El conjunto, conforma una destacada combinación de innovación arquitectónica y sostenibilidad, en un entorno privilegiado, que anticipa las nuevas formas de trabajar.

Adicionalmente, ACCIONA ha realizado obras de urbanización de 2.400 metros cuadrados de zonas verdes que ha cedido para su uso público al Ayuntamiento de Madrid. Esta zona ajardinada que actúa como nexo de comunicación entre la Estación Sur de Autobuses, la Estación de Cercanías de Méndez Álvaro y el complejo de oficinas de ACCIONA, también se rige por los estándares de diseño de Norman Foster, con un beneficio medioambiental y social para revitalizar la zona de Méndez Álvaro.

El inmueble, construido originalmente entre los años 1903 y 1909 por el arquitecto Luis de Landecho Jordán –quien dirigió en su día diseños tan significativos como el del Hotel Ritz de Madrid– supuso a principios del siglo XX uno de los emblemas de la expansión económica de la ciudad. Ahora, gracias a esta gran obra de regeneración urbana, se ha convertido en un referente de sostenibilidad.

El edificio Ombú nace precisamente de los objetivos de sostenibilidad e impacto social positivo que ACCIONA y los arquitectos comparten. Una de las mayores acciones de reciclaje de este proyecto ha sido el aprovechamiento de las más de 10.000 toneladas de ladrillos originales de la obra de Landecho, lo cual ha contribuido a evitar importantes emisiones de CO2, y a potenciar un ahorro económico energético.

Asimismo, durante la construcción, ACCIONA ha procedido al tratamiento y descontaminación de las tierras degradadas por su anterior uso, así como a la remediación bioquímica de la zona remanente que ha permanecido como zona exterior, y donde se ha podido recuperar para la plantación de flora autóctona. En el total de la intervención paisajística y de regeneración de la zona en la que se han creado un total de 12.400 metros cuadrados de zonas verdes, se han plantado más de 350 árboles y 28.000 plantas de distintas especies locales y de bajas necesidades hídricas.

El edificio tiene una calificación energética que cumple con los estándares de Edificio de Consumo Casi Nulo de la Comisión Europea y está pre-certificado LEED Platinum. Está equipado para la obtención del estándar de bienestar WELL nivel oro y registrado para obtener el certificado Net Zero Energy otorgado por el International Living Future Institute de EE.UU.

El nuevo proyecto se ubica dentro de la Calle 30, y con acceso directo a todas las conexiones urbanas e interurbanas posibles, incluidas las soluciones de transporte electrificadas compartidas como las motos eléctricas. La regeneración en el centro de la ciudad tiene por tanto un impacto positivo en la movilidad, evitando numerosos desplazamientos en trasporte privado y contribuyendo a la reducción de emisiones.

La nueva estructura interior del edificio se ha realizado íntegramente con 1.600 metros cúbicos de madera procedente de bosques de proximidad, certificados FSC/PEFC (certificado de sostenibilidad forestal), lo que contribuye también a la reducción de emisiones. En el caso de la estructura, la madera absorbe más de 1.600 toneladas de CO2.

La gran apuesta por la arquitectura biofílica en la que el uso de materiales naturales, como la vegetación interior o la madera, no tiene sólo una base medioambiental sino también científica, ya que recientes estudios indican que el contacto con elementos naturales en el espacio de trabajo, mejora el bienestar y aumenta la productividad.