Estos vehículos autónomos serán capaces de realizar operaciones complejas de revisión y reparación de estructuras submarinas (puertos, plataformas, aerogeneradores offshore…) sin intervención humana

El proyecto europeo SWARMs, del que forma parte ACCIONA, está desarrollando vehículos  capaces de realizar tareas complejas en entornos submarinos de manera autónoma, es decir, sin necesidad de intervención humana, empleando para ello las nuevas tecnologías de Inteligencia Artificial.

El empleo de este tipo de vehículos autónomos submarinos permitirá reducir la peligrosidad de las tareas de reparación y construcción de estructuras offshore, que hasta ahora eran llevadas a cabo y monitorizadas por buzos. Así, podrán utilizarse en reparación de puertos, plataformas marinas, aerogeneradores offshore, etc.

También se podrán emplear para medir y controlar los materiales en suspensión derivados de las operaciones de dragado y para medir la concentración de otras sustancias disueltas en el agua. 

Estos vehículos trabajarán de manera conjunta y colaborativa, a modo de enjambres (lo que da nombre al proyecto “Swarms” que significa precisamente “enjambres”), comunicándose entre sí a través de módem acústicos, sin necesidad de cableado que los conecte, ni de ser operados por humanos.

El proyecto cuenta con un presupuesto de 17 millones de euros. En él participan 30 empresas, universidades e institutos tecnológicos de 10 países europeos (España, Alemania, Francia, Portugal, Noruega, Suecia, Países Bajos, Rumania, Turquía, Italia), entre las que figuran, además de ACCIONA, multinacionales de distintos sectores (Leonardo, Thales, Bosch, Boskalis, Tecnalia…) y universidades como la Politécnica de Madrid, la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología, la Universidad Sueca de Mälardalens o la Universidad de Aveiro. 

Esta tecnología se ha probado mediante tres casos de uso que se han llevado a cabo en  España, Rumanía y Noruega . Las primeras pruebas se llevaron a cabo en las instalaciones del laboratorio marino PLOCAN (ejecutado por ACCIONA) en Gran Canaria, donde se verificó la validez de la tecnología empleada, tanto desde el punto de vista de la robótica, como de las telecomunicaciones. En Rumanía, en el Mar Negro, se midió la concentración de ácido sulfúrico en agua y en Noruega, en el Fiordo de Trondheim se rastreó una pluma de agua dulce en el mar.

Además, el proyecto incluye el diseño de un interfaz de usuario, con un aspecto similar al de un videojuego, pensado para permitir que los vehículos puedan llegar a ser manejados sin necesidad de contar con una formación específica en robótica.