Un puente con tres carriles y pasarela peatonal para mejorar la movilidad en Edmonton

Uno de los retos que deben afrontar las grandes ciudades es el de la sustitución de infraestructuras esenciales para su funcionamiento que han envejecido; y hacerlo sin interferir en la vida cotidiana de sus habitantes. En una noche es posible asfaltar una concurrida avenida, o reparar una conducción de agua, pero ¿cómo sustituir un puente que comunica las dos partes de la ciudad y por el que pasan a diario miles de vehículos sin paralizar la vida de sus ciudadanos?

Este fue el reto que la ciudad de Edmonton, Canadá, tuvo que afrontar cuando se asumió  la necesidad de reemplazar el puente de Walterdale, que desde hacía más de 100 años había permitido atravesar el río Saskatchewan. La existencia de un gran espacio junto al viejo puente permitió que la solución más sencilla fuera también la más eficaz: el nuevo puente se construiría a unos metros del anterior, con lo que en ningún momento se vería interrumpido el tráfico sobre el río.

Un puente con tres carriles y pasarela peatonal para mejorar la movilidad en Edmonton

Los impulsores del proyecto también decidieron que el nuevo puente de Walterdale aumentara la capacidad del viejo, que pasara de los dos carriles en sentido único a tres carriles en un mismo sentido, dejando abierta la posibilidad de ensanchar el tablero en un futuro para disponer de un cuarto carril, y que contara con una pasarela peatonal. Estas exigencias funcionales y las nuevas técnicas constructivas hicieron que de la compleja estructura metálica en tres tramos del anterior puente se pasara a un estilizado esquema de un solo vano con tablero de hormigón suspendido por cables que cuelgan de dos grandes arcos metálicos.

Ese es el encargo del ayuntamiento de la ciudad de Edmonton que ACCIONA ha hecho realidad, liderando una UTE junto a la empresa Pacer Canadá. Un proyecto que ha incorporado la más modernas técnicas constructivas, y que no ha estado exento de retos, como los causados por las bajas temperaturas invernales que tienen que afrontar los trabajadores durante la realización de este tipo de infraestructuras en Alberta (Canadá).

Un complejo proceso constructivo

El nuevo puente de Walterdale, con su elegante perfil, nació con la clara vocación de convertirse en un icono del perfil de la ciudad de Edmonton. Pero el proceso para construir un referente de la ingeniería como este no fue menos espectacular. El proceso se inició con la realización de los puntos de arranque de los arcos: grandes bloques que penetran 20 metros bajo el terreno, en cada uno de los cuales se emplearon 600 m3 de hormigón y 100 toneladas de acero.

Inicialmente, se construyó el centro del arco en un parque de montaje situado al lado del puente definitivo, apoyado sobre torres provisionales. Esta sección de arco, de 950 toneladas de acero, se deslizó hasta que quedó apoyada sobre torres provisionales en dos barcazas situadas en el río. Una vez apoyada en ellas,  la sección central navegó por el río hasta la posición desde la que se llevaría a cabo el izado. Desde este punto, unos gatos especiales elevaron el arco unos 20 metros, hasta una altura final de 54 metros sobre el nivel del río.

En esta misma ubicación estaban esperando, ya fabricadas y apoyadas también en torres provisionales, las secciones restantes de los arcos. Una vez unidas todas estas, se procedió a un segundo izado, en este caso de 2.000 toneladas y a otros 20 metros de altura, para dejar el arco totalmente unido en su posición final.

Posteriormente, se procedió al montaje del tablero, de otras 1.000 toneladas de acero. Esta maniobra se realizó por el sistema de voladizos con grúas instaladas en las bermas, colocando a su vez los cables de los que cuelga el propio tablero del arco.

Por último, se hormigonó el tablero y se instaló una pasarela peatonal colgada del propio arco del puente y unida al tablero, a través de conexiones atornilladas a las vigas del suelo. Esta configuración dota al nuevo puente de Walterdale de una singularidad especial, por introducir una asimetría estructural.

Un nuevo puente de 5.000 toneladas

Algunas cifras hablan por sí solas de la magnitud del proyecto: una longitud total de 230 m. de estribo a estribo (206 m. de vano), una altura de arco sobre tablero de 54 m. y un tablero de 22,5 m. de ancho. A las 5.000 toneladas de la obra construida hay que sumarle las 1.000 toneladas de las estructuras provisionales empleadas en su elevación.

Un proyecto de dimensiones titánicas, que requirió de un importante ejercicio de coordinación. Mientras que las torres provisionales fueron construidas por la UTE, toda la estructura metálica del puente se fabricó por partes en Corea.

Ahora que el nuevo puente de Walterdale está abierto, los habitantes de Edmonton pueden disfrutar de las ventajas de un tráfico más seguro y fluido, y de la belleza de una estructura que enriquece el paisaje de su ciudad.